La guerra en el Caribe

La práctica aniquilación de la población indígena de los EE.UU. permitió dirigir al exterior la atención nacional. Por entonces el gobierno de los EE.UU. tenía dos intereses: el de crear mercados en China y el de construir un canal en América Central. Su realización obligaba a seguir con la política expansionista.

El Caribe era una región con una fuerte vinculación económica a los EE.UU. Fue considerado por muchos como una extensión natural de Cuba. A finales de los 90 del siglo pasado el volumen de inversiones norteamericanas en Cuba era de unos SO millones de dólares. Y el pueblo apoyaba al presidente William McKinley en su deseo de controlar la isla.

La dominación española de Cuba se hacía progresivamente más dura y en 1895 estalló la revolución. Los medios de comunicación fomentaban el odio contra las atrocidades de los españoles. Esto constituyó el comienzo de la prensa amarilla. Cuando un ilustrador quiso volver de la Habana, su editor Hearst le respondió, «Por favor, quédese. Usted proporcione los dibujos, que yo proporcionaré la guerra».

Dos hechos justificaron la intervención de los EE.UU. en los asuntos cubanos. Por un lado fue la publicación de una carta robada al embajador de España, en la que describía a McKinley como «un debilucho». Por otro fue el hundimiento del barco U.S.S. Maine en el puerto de La Habana, en el que perdieron la vida 260 hombres. La opinión pública se volvió claramente contra España, propagándose el frenesí de la guerra.

El senador del estado de Nebraska Thurston declaró, en sus propias palabras: «La guerra contra España aumentará el volumen de negocios, aumentará las ventas de todas las fábricas, estimulará cada rama de la industria y el comercio interior».

El 19 de abril de 1898 el Congreso aprobó una resolución proclamando Cuba libre e independiente. Al día siguiente la firmó McKinley, lo que constituyó una declaración de guerra.

La primera acción militar fue la batalla de Manila, en las Filipinas. La flota española fue destruida el 1 de mayo sin ninguna baja norteamericana. El 17 de julio se rendía el Ejército Español. Durante las siguientes semanas 3000 soldados estadounidenses entraron a Puerto Rico, encontrando allí escasa resistencia.

Un mes después, fueron anexionadas las Filipinas, en difícil alianza con los nativos. Sin embargo, los insurgentes filipinos no toleraron el control estadounidense. Para el 4 de febrero unos 3000 filipinos habían muerto en conflicto. La guerra de guerrillas continuó durante varios años con miles de muertes civiles y militares.

La última conquista fue la anexión de las islas Hawai el 7 de julio de 1898. Pero el tratado de paz se firmó sólo el 12 de diciembre del mismo año. La isla de Guam también pasó a estar bajo el control de los EE.UU.

Los objetivos estadounidenses habían sido alcanzados en su totalidad. Se permitió la construcción del Canal de Panamá. Se establecieron rutas de navegación e instalaciones militares. Los EE.UU. se habían convertido en una potencia internacional.

La pérdida de las últimas colonias provocó un fuerte impacto en España. Toda una generación de escritores, filósofos y políticos llamada «Generación del 98» reflexionó sobre las causas de la decadencia. Se hizo clara la necesidad de profundas reformas.

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