Flora Martínez, cuerpo de delito

Flora Martínez, cuerpo de delito

La actriz colombiana Flora Martínez Canciones de amor en Lolita's Club (2007)

Desde que en el 2005 dejó pasmados a los cinéfilos con Rosario Tijeras, donde interpretó a una joven y bella pandillera que hacía lo que quería con peligrosos mafiosos, sin importarle las consecuencias, a la sensual y agresiva actriz colombiana Flora Martínez no se le había visto en una actuación de ese calibre.

Aunque sin la violencia de la cinta de Emilio Maillé, Venevisión Internacional la trae de vuelta en la versión en DVD de Canciones de amor en Lolita's Club (2007), donde encarna a una prostituta colombiana afincada en España que adopta como mandadero y amante a un muchacho de facultades mentales limitadas.

Lolita's Club, dirigida por el español Vicente Aranda, se desarrolla en un prostíbulo cuyas pupilas son mayormente latinoamericanas y algunas aparentemente menores de edad e indocumentadas, pero todas poseedoras de exóticas bellezas.

Terroristas de la ETA entran en la trama contra el protagonista de la película, Raúl, representado por el galán español Eduardo Noriega, quien también encarna a su hermano, el joven con problemas mentales.

Pero sin duda que es Flora quien atrae la mayor parte de la atención a lo largo de la hora y media de duración de la película, mostrando generosamente el cuerpo escultural que mantiene a sus 31 años, lo que sumado a su bello rostro la pone al nivel de sus despampanantes compatriotas Angie Cepeda y Sofía Vergara.

Si bien Martínez alcanzó dimensión internacional con Rosario Tijeras, la actriz nacida en Montreal en un hogar formado por su padre colombiano y su madre canadiense, ya había dado los pasos correspondientes para tener una carrera legítima dentro del cine, las telenovelas y el teatro.

Pero fue su excelente trabajo en Rosario Tijeras que logró atraer la atención de los directores y productores españoles, que la llamaron para actuar en Tuya siempre (2006) y más recientemente en Lolita's Club, donde se resalta la triste vida que llevan las chicas latinoamericanas que emigran a la Madre Patria a ejercer el comercio sexual que las convierte en esclavas.

Martínez estudió también canto y baile, lo que demuestra bailando bachata al ritmo de Obsesión, uno de los temas más conocidos del popular grupo dominicano Aventura, en el centro de la pista del burdel español.

Flora comenzó su carrera en 1995, actuando en la telenovela colombiana María Bonita. Luego vinieron papeles en Leche, La otra mitad del sol, Mambo y Divorciada. Sus raíces canadienses le permitieron asimismo trabajar en un episodio de la popular serie estadounidense Law and Order.

Aunque sus trabajos cinematográficos han girado principalmente en torno a su belleza y sensualidad, también ha desempeñado importantes papeles dramáticos en obras teatrales como El zoológico de cristal, de Tenessee Williams; El pedido de mano, de Chéjov;Los demonios, de Dostoievski, y Romeo y Julieta, de Shakespeare.

En cuanto a galardones, recibió en 1999 el premio como mejor actriz en el Festival de Biarritz, Francia, por su papel protagónico enSoplo de vida, del director colombiano Luis Ospina.

elnuevoherald.com, 03.06.09

Canciones de amor en Lolita's Club

Raúl Fuentes y Valentín son dos hermanos mellizos con vidas muy diferentes. Raúl es un policía perseguido por ETA y Valentín es un discapacitado que trabaja como chico para todo en un bar de carretera y está enamorado de una prostituta del club llamada Milena.

«El comportamiento de un hermano por el mal es imprevisible». Con esta rotundidad comienza Juan Marsé su última novela, Canciones de amor en Lolita´s Club, una poderosa y provocadora narración que Vicente Aranda ha llevado al cine, convirtiendo en escenario el mayor prostíbulo de España, con la cuarta novela de Juan Marsé que el cineasta traslada al celuloide, en donde destaca Eduardo Noriega, con un doble papel, al interpretar a dos hermanos gemelos radicalmente distintos. De este modo, encontramos la ambientación en un club de alterne en donde la prostitución está forzada por las mafias con una historia de amor-odio entre una de esas prostitutas y un policía alcohólico y violento, que conseguirá redimirse gracias a su hermano gemelo. Con este nuevo film, el realizador Vicente Aranda vuelve al universo particular de Juan Marsé; Eduardo Noriega se desdobla en una especie de Caín y Abel, un poli resabiado y un tarado enamoradizo que trabaja en el nightclub. Tangas, lencería fina y un periodista voayer. Todos nos citamos en uno de los clubs de alterne más lujoso del país. El ambiente más exclusivo, las mejores copas en buena compañía. Un verdadero emporio del sexo de las carreteras levantinas, y para la ocasión el director de Amantes ha escogido a Flora Martínez, la colombiana de Rosario Tijeras.

El equipo de rodaje no podía haber escogido un mejor escenario para la película que este impresionante local alicantino. El D´Angelo Palace (Lolita´s en la película), que aparece como el Xanadú de los burdeles. Columnas de mármol, piscinas con pianos de matacrilato, escrulturas mitológicas-pornográficas y una multitud de espejos, que por lo pronto, supone un reto para el director de fotografía José Luís Alcaine. Lo más próximo a este tipo de locales en su filmografía había sido un bar de carretera que aparecía en Celos. Pero más importante es el retrato de los personajes, con algunas jóvenes secundarias que interpretan a las chicas de ese club de alterne como Lara de Miguel (de la serie Compañeros y la secuela cinematográfica No te fallaré), Yohana Cobo (Volver) o Carla Sánchez (Madrigal). Pero quizás lo más interesante sea Eduardo Noriega, quien en su primera colaboración con Vicente Aranda, se ha enfrentado a uno de sus retos más difíciles dar vida: dar vida a unos hermanos gemelos.

Lo protagoniza un policía nihilista y violento, en una constante estado de embriaguez, kamikaze y deslenguado. El personaje da un poquito de asco, al principio, pero su destierro a las tortuosas raíces familiares va a peor. Se convierte en un esperpento sin gracia, en complaciencia en la sordidez, temática que apasiona de siempre a Aranda y en la que se mueve a placer (inenarrable e inolvidable La mirada del otro), pero que inevitablemente resulta fatigosa, increíble y boba para cualquier espectador con paladar mínimamente educado. Resulta que este policía irascible solo guarda amor incondicional y sentimiento de protección hacia su hermano gemelo, un tarado, sin tampoco mucha gracia, que trabaja en el local de alterne que da título a la película. Un burdel de carretera poblado por explotadas prostitutas latinoamericanas y que este entrañable personaje está colgado de la más voluptuosa, yonqui y trágica dama del lugar, Flora Martínez. En torno a ella, surgirá unas relaciones supuestamente complejas y con sentimientos contradictorios, a pesar de que ni emotiva ni conmociona.

— Mira a tu novia, ha ligado.

— No, no ha ligado, es su primo el vinatero que le trae noticias de su hija que está en Colombia.

— Sí, sí, su primo.

Vicente Aranda es muy fiel a la novela, exceptuando el final, pues aquí el desenlace se dulcifica ligeramente. Pero la película no ofrece más que un exceso de licra y un Noriega que, sin denostar la dificultad de interpretar un doble papel de hermanos gemelos, se esfuerza para que sus personajes resulten creíbles. Sin conseguirlo. El ceñudo salvaje no asusta y el dulce tarado no enternece. Lo mejor, la anatomía y el rostro de Flora Martínez, pero no compensa tanto tedio. Canciones de amor en Lolita´s Club termina moviéndose entre la fascinación por los perdedores y la vieja idea de que todos queremos ser otros.

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