Las formulas y ritos sociales

Son muchos los ritos que usamos en la vida cotidiana. A veces son más rigurosos que las mismas leyes. Y es necesario conocerlos para no hacer el ridículo y entender bien todo lo que está pasando.

Los ritos nos acompañan en todas nuestras acciones. Invitar a la gente y aceptar las invitaciones, cumplir los deberes y comportarse correctamente en sociedad, requiere unas formulas especiales que debemos saber. Y claro que algunas de ellas sorprenden a los extranjeros.

En España, cuando se encuentran dos amigos, casi siempre manifiestan gran alegría al verse. Si son hombres, se abrazan o se dan una palmada. Si son hombre y mujer, o entre mujeres, se dan «un beso», aunque realmente son dos. De hecho, prácticamente no se besan, sino se rozan las mejillas. Al despedirse, este ritual se repite.

Lo mismo pasa cuando te presentan a alguien. En este caso se suele decir también «encantado(f)a» o «mucho gusto». Pero muchas veces basta con un simple "¡Hola! ¿Qué tal?", que ayuda a evitar formalidades.

Para felicitar a alguien recurren a un «felicidades» o «feliz cumpleaños (Navidad, Año Nuevo etc)». Al sentarse a la mesa, dicen «qué aproveche» o «buen provecho». Y, en los funerales, para dar el pésame a los parientes del difunto, «le doy mi más sentido pésame».

Hay más formulas útiles. Cuando alguien estornuda, se dice «Jesús» o «salud». Evitarlo se considera de mala educación. «Salud» también se dice cuando se da un brindis a la salud de alguien. Y, al brindar, cuando las copas se rozan, imitando el sonido del cristal, dicen «chin-chin».

En cuanto a expresar sus sentimientos, se puede decir que los españoles son menos reservados que nosotros. Se ríen mucho y no les da vergüenza sentirse felices y mostrarlo. Al hablar, son muy expresivos y, además, gesticulan muchísimo.

En general, no tienen muchos complejos que tenemos nosotros. Traban amistades más fácilmente y no dudan en ponerse a hablar con personas desconocidas. El uso de «tú» es tan extendido que incluso los estudiantes más jóvenes tratan de «tú» a sus profesores.

Por otro lado, los españoles pueden hacer un poco la pelota. Decirte algo agradable que no corresponde nada a la realidad, es un placer para ellos. Como no tienen costumbre de hablar otros idiomas — práctica ahora más generalizada — se sorpenden al ver que uno puede hablar la suya. Por eso, en España, vas a escuchar a menudo "¡qué bien hablas español!", aunque cometas muchos errores.

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