Madrid

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Historia

Madrid, capital de España desde que Felipe II la eligió a expensas de Toledo (1501), es una ciudad de clima duro pero de cielo luminoso muy estimado por los pintores del Siglo de Oro (la famosa «luz de Velázquez»). En invierno la ciudad es barrida por los vientos fríos procedentes de la sierra que la limpian de contaminación en verano, el sol la aplasta con un calor seco que se hace mucho más soportable gracias a la mejoría de las condiciones de vida: el viejo refrán «nueve meses de invierno, y tres de infierno» que Madrid arrastrará durante mucho tiempo todavía ya sólo rige algunos días por año. Situada en pleno corazón de la Meseta central, altiplanicie que ocupa la mitad del territorio español, Madrid se halla a 655 m. de altitud es la capital más alta de Europa. El Manzanares la cruza hacia el Oeste, procedente de la sierra de Guadarrama, cadena de montañas muy próxima que proporciona a Madrid agua y aire puros. Los musulmanes fueron los primeros que tomaron conciencia de las posibilidades estratégicas de Madrid y convirtieron la modesta aldea visigoda en un verdadero núcleo urbano al que llamaron Macherit (»madre de agua») para celebrar el agua que los pozos proporcionaban abundantemente a la villa, hasta que un canal, en el siglo XIX, comenzó a traerla de la sierra (canal de Isabel II) una alcazaba compuesta por un alcázar y una mezquita dominaba el Manzanares. Reconquistada por Alfonso VI en 1013, la ciudad no interrumpió sus actividades: pequeña artesanía, comercio, pero sobre todo actividades agropecuarias, así como -cosa sorprendente cuando se conoce el «desierto» que rodea actualmente Madrid- cultivos hortofrutícolas. De la ciudad de la edad media no queda hoy más que el tortuoso trazado de las callejas del Viejo Madrid, los jardines y bosques del Retiro, del Campo del Moro y del Pardo. Cuando, a comienzos del siglo XVI, Felipe II la eligió como «Villa y Corte», no era más que un pueblo de importancia media (unos 15.000 habitantes). Al parecer, el factor agua fue decisivo en su favor, como lo indica esta frase del monarca expresando el deseo de «fundar una gran ciudad bien provista de recursos por su región, de buenas aguas, de aire sano y cielos agradables se dice también que la proximidad de terrenos de caza no dejó de influir en su elección. A partir de aquella época comenzaron a edificarse conventos iglesias y algunos edificios públicos plaza Mayor, Cárcel de Corte, Casa de la Villa y puente de Segovia), pero sólo con la llegada de los Borbones al trono de España se percibe una voluntad de urbanismo, verdaderamente concretada durante el reinado de Carlos III (1759-1788) con la apertura del paseo del Prado y la construcción de la Puerta de Alcalá. En el siglo XIX, la población llegó a los 280.000 habitantes, que fueron royendo cada parcela de huerto, erigiendo piso sobre piso hasta que estallo en barrios y arrabales para convertirse en el XX en una de las grandes capitales europeas cuya arquitectura en algunos barrios, desafía a las más audaces. Sus actividades pertenecen esencialmente al sector terciario (administración, sedes sociales, bancos). Sin embargo, desde hace una veintena de años, pese a la ausencia de materias primas y de fuentes de energía Madrid se ha convertido en un importante centro industrial (12 % de la producción nacional) que se decanta lentamente hacia las industrias modernas de transformación: mecánica de precisión, productos farmacéuticos, automóvil y agroalimentarias. En mayo de 1988 el Consejo de Ministros de la CEE designó a Madrid sede cultural europea en 1992 con motivo del Quinto Centenario del descubrimiento de América. Durante este período se llevaron a cabo diversas obras de equipamiento e infraestructura, a fin de poder desarrollar los actos lo más acorde posible con la efemérides. Entre las realizaciones de los últimos años destacan: el recinto ferial Juan Carlos I, con el parque del Olivar de la Hinojosa y el Campo de las Naciones, todo ello entre Hortaleza y Barajas la zona de urbanización ajardinamiento y servicios de Arganzuela el inicio de las obras del Pasillo Verde ferroviario la remodelación de la estación de Atocha, obra de Rafael Moneo, como puerta de salida del AVE, y la finalización de las obras del exterior de la Catedral de La Almudena (noviembre de 1992). Asimismo se inauguró la torre de comunicaciones «Faro de la Moncloa» en las inmediaciones de la Ciudad Universitaria y, al lado, las obras de remodelación del Museo de América. En el apartado artístico, el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía abrió de nuevo sus puertas al público, el 31 de octubre de 1990, tras una larga reestructuración que modificó su fachada y lo dotó de un nuevo sistema de ascensores el Palacio de Villahermosa, sometido a una profunda remodelación, acogió la colección de arte Thyssen-Bornemisza y «Arco», la gran feria internacional de Madrid, consiguió convertirse en una de las más importantes del mundo. Otros centros adaptados para actos culturales son: el de la Vaguada (auditorio, teatro), el de San Juan Bautista de Ciudad Lineal, Villa de Barajas. Fernando de los Ríos de La Latina, etc. Igualmente, se habilitó el Palacio de Linares como sede de la Casa de América, se comenzó a remodelar el teatro Real como liceo lírico y se encuentra en construcción el complejo urbanístico de plaza de Castilla con sus torres llamadas «Puerta Europa». En las elecciones del 26 de mayo de 1991 la Alcaldía de Madrid fue conseguida con mayoría absoluta por José María Alvarez del Manzano del Partido Popular, al obtener 30 concejales y el 47,7 % de los votos. Para descubrir Madrid hay que organizar la visita de acuerdo con varios temas que corresponden a las épocas de su historia: el Viejo Madrid, conocido por el de los Austrias, debido a la dinastía que reinó del siglo XVI al XVIII el Madrid clásico, correspondiente a los Borbones y, por fin, los barrios modernos.

El Viejo Madrid

Corazón de Madrid, inevitable punto de partida de la visita, la Puerta del Sol debe su nombre a una puerta de la ciudad que ya no existe. Puede decepcionar por la falta de unidad de los edificios que la rodean, en su mayoría de segundo orden, a excepción de un edificio neoclásico (1768) en el que se instaló la sede del gobierno autónomo de Madrid. Su interés reside más bien en su valor de símbolo: es el punto inicial de todas las carreteras de España (km 0) una estatua representa los emblemas de la capital, el oso y el madroño esta plaza ovalada, de donde salen nueve calles comerciales, está animada a todas horas del día y de la noche a la hora del aperitivo (de 19 a 21 h), los madrileños se dan cita para tomar una copa en los bares de tapas (ver especialidades), numerosos en las calles adyacentes. La tradición quiere que el 31 de diciembre se acuda a la plaza para comer las uvas mientras suenan las doce campanadas de medianoche. En la calle Mayor, a la izquierda, la plaza Mayor en el siglo XVI, Herrera, el arquitecto de El Escorial, dibujó un proyecto de plaza digna del soberano reinante en el imperio español, bastante grande para que pudieran desarrollarse en ella ceremonias religiosas o espectáculos el proyecto no siguió adelante pero fue retomado por Felipe III, que confió su realización a Juan Gómez de Mora. Inaugurada en 1620, durante la ceremonia de beatificación de san Isidro, patrón de Madrid, fue dañada por varios incendios y reconstruida en 1791 por Juan de Villanueva: de acuerdo con la planta clásica de las plazas mayores castellanas más importantes es rectangular, rodeada de arcadas sobre las que se levantan tres pisos de ventanas y un piso con techos de pizarra La Casa de la Panadería, la parte más antigua (siglo XVI), la preside con sus tres torres de estilo herreriano y su fachada de ornamentación más rebuscada hoy alberga los archivos municipales. En el centro de la plaza, estatua ecuestre de Felipe III. En estos últimos años, la representación de espectáculos populares al aire libre durante el verano le ha devuelto su vocación inicial (todos los domingo por la mañana, mercado filatélico y numismático). Al salir de la plaza por el Arco de Cuchilleros se llega verdaderamente al Viejo Madrid, con sus callejas ruidosas flanqueadas de tascas, simpáticas tabernas y bares de tapas. Subiendo hacia la calle Mayor, uno puede dirigirse hacia la plaza de la Villa, rodeada de edificios del siglo XVI y XVII: la Casa Consistorial, diseñada por Juan Gómez de Mora, con añadidos barrocos a su lado, la casa de Cisneros (siglo XVI), luego la Hemeroteca (Biblioteca nacional de publicaciones periódicas) y, finalmente, la torre de los Lujanes, con portal gótico tardío, en la que estuvo recluido el rey de Francia Francisco I tras su derrota en Pavía. A la izquierda, regresando hacia el viejo Madrid por la calle del Cordón, la capilla del Obispo (siglo XVI) alberga un retablo adornado con estatuas de Francisco Giralte, discípulo de Berruguete. Por la calle de Toledo se penetra en el barrio del Rastro, con su famoso mercado de ocasión, que atrae una densa muchedumbre los sábado y domingo por la mañana puede encontrarse de todo, desde cordones de zapatos hasta muebles antiguos los objetos más bellos están expuestos por lo general, en los anticuarios cuyas tiendas están situadas en las «galerías» de la Ribera de Curtidores. En ciertas calles pueden verse corralas, especie de patios rodeados de dos o más pisos de galerías con balcones de madera, a las que dan directamente las habitaciones sin que importe la intimidad familiar esta forma de hábitat, muy tradicional en Madrid, representada a menudo en las zarzuelas, está en vías de desaparición. En el Madrid de los Austrias abundan los conventos. Dos de ellos merecen una atenta visita por la cantidad y calidad de los objetos artísticos que contienen, regalados por las hijas de familias reales o nobles que se retiraron en ellos. El primero, el convento de las Descalzas Reales (plaza de las Descalzas Reales), fue fundado en 1564 por Juana de Austria, hija de Carlos V, en un palacio de los reyes de Castilla. Este convento de clarisas con la fachada de ladrillo y piedra fue reformado en el siglo XVIII por Juan de Villanueva, y conserva la gran escalera de origen en el piso superior del claustro, las capillas están profusamente decoradas en la sala de Tapices, colección de tapices flamencos según cartones de Rubens las otras salas son verdaderos museos de arte sacro: cuadros de Zurbarán, Rubens y el Tiziano junto a tallas, piezas de orfebrería religiosa de gran riqueza, y relicarios. En la iglesia, de fachada plateresca, tumba de la fundadora, realizada por Jacometrezzo. El segundo, el convento de la Encarnación, en el que se encuentra la misma atmósfera mística, fue fundado en 1611 por la reina Margarita, esposa de Felipe III. Es obra de Juan Gómez de Mora en la fachada, de líneas armoniosas, blasones reales en el interior, museo de arte sacro también de inaudita riqueza (el Greco, Carducho, Gregorio Hernández), la iglesia, transformada en el siglo XVIII por Ventura Rodríguez, está decorada con frescos de Francisco Bayeu. Tras el convento, palacio del Senado. El Madrid de los Borbones: Al llegar al palacio Real, se sale del viejo Madrid. El antiguo alcázar árabe -ampliado y modificado a lo largo de los siglos según los deseos de los soberanos de Castilla y de la casa de Austria-, fue destruido por un incendio, en 1734. Felipe V, el primer Borbón de España, confió su reconstrucción a un arquitecto italiano, Juan Bautista Sachetti. Éste concibió un palacio de imponentes dimensiones realizado con granito y piedra calcárea blanca, en un estilo neoclásico a la italiana, con algunos elementos barrocos sobre una base adornada con almohadillados se levantan dos pisos de entresuelo y dos pisos nobles cuyas ventanas están decoradas con frontones y coronadas por una balaustrada la planta cuadrada se organiza en torno a un patio interior. Se accede al palacio por la plaza de la Armería (vistas a la casa de Campo), encuadrada por las dos alas añadidas en la época de Carlos III (1759-1788). La visita, conducida por un guía, es un verdadero maratón de tres horas a través de salas y salones lujosamente amueblados y decorados según el gusto del siglo XVIII (cuadros tapices, arañas y una notable colección de relojes de péndulo). Hoy los reyes no habitan ya el palacio real, pero en él tienen lugar actos y recepciones oficiales, en especial cenas en el comedor de gala, una inmensa sala con el techo decorado por Mengs y Ventura Rodríguez La parte más interesante de la visita es, sin duda, la de la Real Armería que contiene una colección de armas reunidas por Carlos V y Felipe II, las más antiguas de las cuales datan de la reconquista. Bajo el palacio, Museo de los Carruajes. Diseñada en el siglo XVIII por Ventura Rodríguez, la perspectiva del paseo del Prado, agradablemente interrumpida por fuentes (Cibeles, Neptuno) y flanqueada por grandes árboles, corresponden a los deseos de Carlos III, quien impulsó una nueva ordenación urbana hecha de armonía y grandeza: el hermoso edificio neoclásico del Museo del Prado, construido por Juan de Villanueva a partir de 1785, de acuerdo por completo con este espíritu, debía albergar un Museo de Ciencias Naturales. Desde el siglo XIX, es un museo de Bellas Artes, uno de los primeros del mundo. No puede hacerse aquí un panorama detallado de las riquezas que contiene: pintura española del siglo XII al XVIII, con las obras más célebres del Greco, Velázquez Zurbarán, Murillo, Goya escuela flamenca con Hyeronimus Bosch (El Bosco), Brueguel, Rubens, Van Dyck escuelas alemana, inglesa y francesa. Merece destacarse que actualmente se está realizando un esfuerzo importante de adecuación de las salas y restauración de los cuadros y que durará varios años, modificando la disposición del museo. Tras el Prado, la iglesia de San Jerónimo el Real, en la que se celebra la ceremonia de investidura de los reyes. El parque del Retiro, separado del casón por la avenida de Alfonso XII, muy residencial, pertenecía al palacio del Buen Retiro, destruido durante la guerra de la Independencia, aunque quedan algunas salas que albergan el museo del Ejército. El Retiro lo forman, en pleno centro de Madrid, 130 hectáreas de bosquecillos, césped, estanques y lagos, y constituyen el recorrido favorito de los aficionados al jogging. Entre el jardín Botánico y el ministerio de Agricultura, no lejos de la estación de Atocha, los libreros de lance de la calle Claudio Moyano ofrecen a los aficionados a los libros viejos sus polvorientos estantes donde todavía pueden encontrarse gangas. La Puerta de Alcalá (plaza de la Independencia) erigida en 1778 por Francisco Sabatini — el arquitecto favorito de Carlos III -, en el ángulo de la calle de Alcalá y del Retiro, señala el final del Madrid clásico.

El Madrid del siglo XX

Una torre de treinta y cinco pisos, la Torre de España, primer rascacielos que se construyó en Madrid, domina la plaza de España, en la que se halla un monumento dedicado a Cervantes (1927). Bajo la plaza, el Templo de Debod no puede clasificarse en categoría alguna de la historia del país porque es un templo egipcio transportado piedra a piedra y levantado de nuevo en una pequeña explanada que domina el parque del Oeste: fue regalado a España por los egipcios, como agradecimiento por su participación en los trabajos de la presa de Asuán. De la plaza de España parten la Gran Vía, amplia arteria flanqueada por cines, almacenes y hoteles modernos, y la calle Princesa, que lleva a la Ciudad Universitaria, concebida como un inmenso campus. En medio de las facultades, el museo español de Arte contemporáneo parece un poco aislado ofrece exposiciones permanentes y temporales. A su lado, la casa de Velázquez, fundación francesa, acoge a artistas o intelectuales de Francia y España. La plaza Colón, remozada en 1976 y que alberga bajo el jardín del Descubrimiento de América, el Centro cultural de la villa de Madrid, es el símbolo de la hispanidad, ese sentimiento de los pueblos españoles e hispanoamericanos de pertenecer a una misma comunidad a un lado, en la calle Serrano, inmensos bloques esculpidos evocan las carabelas que salieron hacia las Indias, al otro, la estatua de Cristóbal Colón preside la Castellana. En lo alto de la Castellana, la plaza Pablo Picasso es, después de los «Nuevos Ministerios», el centro del Madrid futurista convertida en pocos años en la nueva zona de negocios, está rodeada de inmuebles cuya arquitectura vanguardista demuestra cierto afán de investigación.

Otros museos de Madrid: Museo Arqueológico (Serrano, 13): un edificio neoclásico que contiene las más hermosas piezas de la arqueología española (prehistoria, antigüedad ibérica, período romano, edad media). En el jardín, a la entrada del museo, reproducciones de las cuevas de Altamira. Museo de Artes y tradiciones Populares (salida de Madrid, carretera de Colmenar, en el km 14): fondo muy rico en instrumentos y vestidos tradicionales. Museo Cerrallo (Ventura Rodríguez 17): pinturas y tapices. Museo Lázaro Galdiano Serrano 122, pinturas, colección de esmaltes y marfiles esculpidos del siglo XII al XVII. Museo Municipal (Fuencarral 78): objetos de arte e historia de Madrid. Museo de la Real Academia de Bellas Artes (Alcalá 13): pinturas y dibujos Real Fábrica de Tapices (Fuenterrabía 2): salas de exposición de tapices y alfombras, visitas de los talleres. Museo Sorolla (General Martínez Campos 37): en la casa del pintor valenciano, cuadros y recuerdos Museo taurino (Alcalá 237, en la plaza de toros): para los aficionados, objetos y trajes del arte taurino. El Madrid para los niños: Museo de Cera (paseo de Recoletos 41): Museo de cera que presenta escenas de la historia y la cultura española.

Zoo de la Casa de Campo: parque zoológico en el marco de la Casa de Campo, bosque de encinas al Oeste de Madrid. Parque de Atracciones (Casa de Campo). Acontecimientos culturales: El 5 de enero, por la noche: cabalgata de los Reyes Magos desde el Retiro a la Plaza Mayor a mediados de febrero, carnaval cuya tradición se remonta a Carlos III, desfiles de carrozas, bailes de disfraces y «entierro de la Sardina» procesión burlesca que lleva una sardina en un ataúd hasta la Casa de Campo el 15 de mayo, fiestas de San Isidro, el santo patrón de Madrid, gran temporada de corridas y romerías a la Pradera de San Isidro. Productos típicos. Callos a la madrileña tripas con una salsa sazonada con pimentón cocido.

Turismo

Plaza Mayor y barrio circundante, con la plaza de la Villa, la plaza del Cordón y las iglesias de San Miguel y San Francisco el Grande, Palacio Real y plaza de Oriente, parque de la Casa de Campo, Museo Nacional del Prado ermita de San Antonio de la Florida, con frescos de Goya, conventos de la Encarnación y de las Descalzas Reales (pinturas, tapices, obras de arte, etc.). Numerosos museos.

San Isidro es fiesta en numerosos sitios. Las de Madrid tienen fama, aunque la gran ciudad aprisione el tipismo. Su Feria de Toros de San Isidro es la más importante del mundo (15 de mayo).

En Madrid es obligado una visita al Rastro (el domingo por la mañana sobre todo), los anticuarios agrupados en grandes galerías permanecen abiertos durante toda la semana. Se puede hacer una buena selección de muebles antiguos y objetos artísticos. Copias de la gran época española suelen ser generalmente buenas pero hay que comprarlas como tales.

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