María Jesús Alegre Etayo

María Jesús Alegre Etayo

La pionera de la rítmica española Chus Alegre

En los Mundiales de 1975 celebrados en Madrid se colgó cuatro medallas, lo que popularizó una disciplina incipiente. Nadie lo ha igualado aún.

María Jesús Alegre, durante el Campeonato del Mundo de gimnasia artística que se celebró en Madrid en noviembre de 1975. Ganaría cuatro medallas, entre ellas el bronce en la general.

Cuando se escriba con profundidad acerca de la historia de la gimnasia rítmica española, se podrá decir sin error que con ella empezó todo. Y ella es María Jesús Alegre Etayo (Madrid, 1957), a quien todos llaman Chus, la primera española en subirse a un podio en un Campeonato del Mundo, la primera en hacer popular este deporte en España en una época en que la mujer aún no sumaba tantos triunfos al deporte español.

Y con ella empezó la larga carrera de esta especialidad en nuestro país, pero que en los años setenta aún era un deporte con escaso predicamento porque estaba en sus orígenes procedente de Rusia y Bulgaria, las dos potencias dominantes.

El caso es que con Félix Fernández de presidente de la Federación Española, bien relacionado en los países del Este europeo porque en aquellos tiempos el industrial andaba muy cercano al Real Madrid, la Federación Internacional le concedió a España organizar el Mundial de rítmica de 1975. Y en España no había casa nada.

Lo primero fue contratar a una entrenadora de prestigio, la búlgara Ivanka Tchakarova, todo un carácter y mujer peculiar, de mucho carácter, temperamental, pero muy interesante. Ivanka creó la base de la rítmica española, gimnastas, entrenadoras, jueces. Las pioneras de aquella época, que luego hicieron grande a la rítmica española, llevan su marca.

Algo vería Tchakarova en Maria Jesús Alegre, que con 17 años, en 1974, que hasta entonces sólo había practicado ballet, que apostó por ella en un tiempo en que sólo había dos clubes en Madrid, el Cuartel de la Montaña, el de nuestra protagonista, y el Moscardó.

Subcampeona de España en el primer año, en 1974, detrás de Begoña Blasco y empatada con Africa Blesa, las tres formaron el equipo individual para el Mundial de Madrid. El conjunto lo iban a formar Marilín Such, Maria José Rodríguez (en los ochenta trabajo como ayudante en el conjunto), Herminia Mata, Carmen Lorca, Maria Eugenia Rodríguez y Leticia Herrería, con Carmen Algora (llegaría a ser presidenta de la Federación Española) de ayudanta de Tchakarova.

El Mundial de Madrid tenía que inaugurarse el 20 de noviembre de 1975, un jueves, con una competición adulterada y con problemas por la situación política convulsa nacional, por los últimos ejecutados por Franco. Pues bien, la muerte del dictador el mismo día del inicio obligó a cambiar todo el protocolo: se retrasó el Mundial, que en estaba programado de jueves a domingo, y a consecuencia de los tres días de luto oficial todo el Campeonato se comprimió en dos días, domingo y lunes.

Y fue un éxito: María Jesús Alegre logró cuatro medallas para España: plata en mazas, y bronces en la general, pelota y mazas. El conjunto también se colgó el bronce, y Begoña Blasco en cinta. Curiosamente, cuarenta años después de aquel Mundial, las nueves gimnastas, que han seguido sus vidas por distintos derroteros, se siguen viendo «haciendo el esfuerzo, para mantener la amistad, una vez al año en alguna parte», y pasan una semana juntas. Y sin hablar de gimnasia precisamente.

Bien se puede decir que aquellas medallas, que luego tuvieron el respaldo mediático en la televisión, en la única que existía entonces, ayudó a popularizar esta disciplina gimnastica con María Jesús Alegre como máximo exponente, y que tendría en Susana Mendizábal como sucesora.

Campeona de España en 1976 y 1977, Maria Jesús participó, sin tanta fortuna en el Mundial de Basilea, donde se quedó sin finales al quedar en el puesto 21. Pero el objetivo, el que iba a ser su despedida, era el Europeo de 1978, que se iba a celebrar en Madrid, también, y todos los carteles anunciadores utilizaban su imagen, aunque no llegó a participar. En el mes de vacaciones se quedó embarazada, y dejó la gimnasia, en lo que fue un pequeño escándalo interno que no se quiso airear porque entonces la gimnasia española tenía un tinte muy conservador. Fue una despedida anticipada de la competición activa, pero Maria Jesús ha seguido en la gimnasia.

Con su marido, el atleta y luego entrenador de atletismo Oliván (subcampeón del mundo de veteranos este año), se estableció en Aranjuez, donde empezó a trabajar en la gimnasia, en el Ayuntamiento, donde está contratada como personal fijo discontinuo al frente de la Escuela Municipal, nueve meses al año. Durante un tiempo también trabajo en la Selección nacional, pero no era una época en la que el sueldo de la Federación permitiese a un matrimonio joven salir adelante.

Madre de tres hijos, deportistas, ahora presume de que es una abuela joven. Alejandro, el mayor de los tres, compaginó el baloncesto con el atletismo; Jesús, el atletismo con el fútbol; y Silvia, la benjamina de los tres, con la rítmica hasta que dijo basta.

Maria Jesús es la gimnasta individual española con más medallas en unos Campeonatos del Mundo. Ninguna de sus sucesoras ha podido igualarla, y también puede presumir de haber sido individual y conjuntera, porque en el Mundial de 1977 dobló por las necesidades deportivas de España.

Gimnasia ¿Qué fue de Chus Alegre, la pionera de la rítmica española?

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