¡Santiago y cierra, España!

¡Santiago y cierra, España!

El espíritu combativo se convierte en seña de la tropa nacional en Pekín

El baloncesto retrocede a Los Ángeles

A Cal le irrita su plata y a Bragado le emociona ser cuarto La sincronizada masca el podio

Almudena Cid besa el tapiz tras su ejercicio con la cinta

Sin ánimo de recurrir al arte de la guerra y sí de hacer una mera reseña histórica, que viene a cuento en el siglo XXI, ahí va la licencia: ¡Santiago y cierra, España! A la Reconquista hay que remontarse para conocer el grito que los caballeros cristianos utilizaban para cargar contra los árabes instalados desde hacía siglos en nuestro país. Al combate iban los españoles con la ayuda del Apóstol y con una orden militar cierra como sinónimo de embestida-. Ese espíritu luchador, ganador y apasionado es una seña de identidad de muchos de los deportistas patrios que han transitado por la Ruta de la Seda hasta desembocar en Pekín, capital de China, o aledaños, en el caso de palistas, remera -la única era Nuria Domínguez y regatistas varios.

Ha evolucionado el grito batallador de entonces al ¡Vamos! actual, costumbre típica de los tenistas, con Nadal como principal estandarte o abanderado. David Cal, valga la redundancia como portador de la bandera en la inauguración, la final de la selección de baloncesto con los chicos de oro al frente, las plateadas acuáticas de la sincronizada, la furia de un casi coetáneo de Joan Llaneras llamado Jesús Ángel García Bragado para vibrar con la cuarta plaza después de machacarse 50 kilómetros, la casta de Bea Manchón, madre con 32 años y cuatro Juegos para presumir, para tirar del K-4 y ser quinta, el estigma de terquedad deportiva del conjunto masculino de hockey hierba para colarse en la final.

Pena, penita, pena del balonmano. No se creyó, estando como estaba, que competía en la semifinal y se esfumó la opción del oro ante los vikingos islandeses, muy superiores. Un borrón lógico viendo el nivel del grupo durante las dos semanas de partidos.

El pito, pito, gorgorito sobre la elección entre el baloncesto y el balonmano, a excepción de los aficionados a cada uno de los deportes, se decidió en un santiamén para el españolito medio. La canasta tuvo prioridad. Por seguimiento y por posibilidades, a tenor del inicio desolador de la escuadra de Pastor: 5-0 en contra.

Aún hay algunos incrédulos que no quieren ver el dominio de esta España que lidera Pau Gasol. Antes, hace pocos años, en los finales igualados siempre se le quedaba la cara de tonto al mismo equipo: el nuestro. Hoy, tiembla cualquiera, menos el granítico -por calidad y esteroides bloque estadounidense, cuando España le toca enfrente.

La generación del 80 marcó la tendencia. Felipe, Juan Carlos, Pau, Raúl el baloncesto es mucho del nombre de pila hicieron historia en el Mundial júnior del 99. Ellos, ansiosos de triunfo, reciben a quien sea como compañero para engrandecer el equipo. Ahí están Garbajosa, veterano, Calderón, un año menor, Rudy, cinco más joven, Ricky, una década por detrás en edad. Oro mundialista y plata europea. Quedaban los Juegos. Hecho.

De la sinfonía de varios instrumentos al solo de Cal. No quiere escuderos. Va por libre. Zafarrancho de combate para el Cid del C-1. Attila pudo con David, el huno contra el uno. Un húngaro destronó al asceta gallego tras un kilómetro de paladas. Ambos de menos a más, el centroeuropeo fundió los plomos del español en el final. Plata de impotencia, fiel reflejo de su rostro en el podio después de tantos sinsabores para ser el mejor. Su consuelo: los 500 metros. Su misión: convertir en energía toda la rabia que contiene dentro por una medalla, tercera olímpica para él, de color inesperado, estropeado. La valorará cuando pase un tiempo.

Bragado, un loco del deporte, merece capítulo aparte. Va a por los 40 tacos y se planta ante los 50 kilómetros marcha con la sabiduría con la que un abuelo aconsejaría a su nieto. A ritmo. Tranquilo. Ya caerán. Fueron reventando sus rivales, exhaustos, cadáveres en la cuneta. Bragado, reflexivo, lo tenía presente. Cuarto en sus quintos Juegos. Entró destrozado por la… satisfacción. ¿Puesto ingrato? En absoluto.

Con la serenidad que dan los años, no le tembló la voz para criticar al mandamás Odriozola respecto a las quinielas que pronostica el presidente federativo del atletismo e incluso de las dudas de éste sobre la presencia de Bragado en Pekín. Cuarto: el mejor clasificado español hasta el momento a falta de la jornada de hoy y del maratón de mañana.

Mikel Odriozola y Santiago Pérez cruzaron la meta del Estadio Nacional en la decimotercera y vigesimosexta plazas, a un mundo del viejo soldado Bragado.

Alba Cabello, Raquel Corral, Andrea Fuentes, Thais Henríquez, Laura López, Gemma Mengual, Irina Rodríguez y Paola Tirados. Heroínas en el agua. Sólo claudican ante el poder ruso en la sincronizada. Mascan, por equipos, otra plata, la segunda después del éxito de la maestra Mengual y la joven Fuentes en dúo. El carácter de la experimentada nadadora/danzarina acuática ha sido imbuido por el grupo, cuyo reto, puede que quimérico, pasa por apartar a Rusia del oro en Londres 2012. Por el momento, centradas en la plata, un buen botín para ir escalando peldaños sobre el agua camino del podio.

Doce medallas y dos días por delante. El ímpetu guerrero de esta España, que se lamenta por Paquillo, Marta Domínguez, Isabel Fernández, Vasco, Ramos, Gómez Noya, Raña, Contador y unos pocos más que se quedaron a las puertas, prosigue con una final de hockey hierba lograda con sangre, sudor y lágrimas, con otra de baloncesto que no defraudará, con la heroicidad por el bronce del balonmano tras el fiasco en semifinales, con Fullana y Hermida con las bicis en los montes, con Cal redimiendo sus pecados y Saúl Craviotto y Carlos Pérez dando caña en el K-2 500, con las dos niñas de los 1.500 lanzadas por Natalia Rodríguez, con la confianza de Ruth Beitia, con la eterna Almudena Cid, con los vengadores de Ramos en el taekwondo, con los frágiles maratonianos.

¡Santiago y cierra, España!

europasur.es, 23.08.08

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