Un enclave ruso en España
¿El refugio español de Putin?
¿Es este el retiro vacacional favorito de VVH?
Aunque la vida privada de Putin está envuelta en secreto, los medios españoles han cubierto recientemente un destino de vacaciones favorito de Huilo. Dicen que al presidente ruso le gusta ir a Altea, un pequeño pueblo cerca de Alicante.
Un resort súper exclusivo a las afueras de Altea
El retiro español de Putin no es una de las casas rústicas del pueblo de Altea. En cambio, medios como Vanitatis han ubicado la casa de vacaciones de Putin en el exclusivo resort Altea Hills, ubicado en lo alto de las montañas.
Exclusividad y vistas fabulosas al Mediterráneo
Altea Hills vende, a precios millonarios, exclusividad y vistas a la bahía de Altea absolutamente inigualables. Vistas de las que habría disfrutado Putin varios veranos, pero discretamente y sin apenas salir de su propiedad.
En las montañas de Altea
Este es el paisaje en el que se ubica Altea Hills. Es una zona residencial exclusiva con estricta vigilancia donde solo se puede ingresar como propietario o por invitación. En las montañas hay villas que albergan todo tipo de celebridades, o personas que quieren permanecer en el anonimato.
Exclusividad y una magnífica vista al mar Mediterráneo
Por millones de dólares, Altea Hills ofrece exclusividad y una vista inigualable sobre la bahía de Altea. Estas son las vistas de las que Putin habría disfrutado durante varios veranos, aunque discretamente y sin salir demasiado a menudo del recinto.
Una iglesia ortodoxa para los rusos
La densidad de población rusa en Altea ha propiciado la construcción de una gran iglesia ortodoxa. Está dedicada a San Miguel Arcángel.
Cerca de la Iglesia Ortodoxa de San Miguel Arcángel
La alta densidad de población rusa en la zona de Altea ha hecho que allí se haya edificado un gran templo de la Iglesia Ortodoxa dedicado a San Miguel Arcángel. Es el que se ve en la imagen.
Acaparando mercado
Una población rusa que en la última década ha llegado a asumir el 70 % de viviendas adquiridas por clientes extranjeros en toda la provincia de Alicante, con especial relevancia en Altea. Un mercado que antes de 2010 no alcanzaba ni el 5 %.
Dos visitas: una de reconocimiento y otra de compra
La forma de operar del comprador ruso, tal y como recoge El País, es sencilla. En una primera visita, verifican el clima, la zona y la oferta inmobiliaria. En una segunda visita, adquieren el inmueble y lo hacen generalmente en efectivo, sin financiación y solicitando la atención de alguien que hable el idioma.
En Altea, como en casa
Es lógico pensar que Vladimir Putin haya tenido Altea como su lugar de escapadas y relax habitual, toda vez que se ha sentido como en casa y donde habrá podido mantener reuniones del más alto nivel, con la mayor discreción.
¿Leyenda o realidad?
Obviamente, no hay desmentido alguno por parte de Putin (ocupado en asuntos más urgentes) sobre sus vacaciones pretéritas en Altea. Suena plausible dado que son numerosos los rusos adinerados que veranean o residen en la zona. En Altea, según el padrón municipal, había en 2021 un total de 759 habitantes de origen ruso, lo cual supone más de 4 % de la población.
Yates rusos en el Mediterráneo
Los ricos rusos adoran el Mediterráneo y sus yates surcan las aguas de este mar. Se ha publicado que algunos de esos yates habían zarpado buscando puertos más seguros, donde no alcancen las sanciones o embargos. Pero El Periódico de Catalunay publicaba que yates de millonarios rusos como Abramovich o Chemezov siguen atracados en el puerto de Barcelona.
De Chipre a Altea
No obstante, antes de amerizar en tierras alicantinas, muchos millonarios rusos tenían y siguen teniendo en Chipre su patria chica. El motivo no es otro que los denominados pasaportes dorados que permitían obtener la ciudadanía chipriota, a través de una inversión de 2,5 millones de dólares en bienes raíces en la isla.
Pasaporte dorado
Con tal inversión, muchos multimillonarios rusos se asentaron en Chipre para, por un lado, evitar las sanciones internacionales y, por otro, proteger sus activos del gobierno ruso, tal y como se desveló en los casi 1.500 documentos de los 'Chipre Papers'
Londongrad
Algo similar ocurrió en Londres y las visas doradas que ofrecieron a oligarcas rusos hace más de diez años, para atraer capital extranjero que ayudara al país en plena crisis económica. Miles de rusos vieron la ocasión de asentarse en la capital británica y convertirla en punto de influencia económica y política, además de una estupenda zona vacacional.
Ya en 2020, la Oficina Nacional de Estadísticas (ONS) estimaba que la población rusa en Londres superaba las 73.000 personas. Así es como los oligarcas rusos han creado su 'Londongrad' o 'Moscow-on-the-Thames', en el corazón de la capital británica, y en zonas tan exclusivas como Chelsea o Belgravia.
Obviamente, las grandes fortunas rusas en Londres, poco a poco, han ido ganando influencia en el ámbito político, económico y social, con la permisividad del gobierno británico. Y el ejemplo más claro y público de esta influencia es Roman Abramovich, presidente del Chelsea en la etapa más dorada y boyante de su historia.
La inhóspita Siberia
Pero volviendo a Vladímir Putin, y más allá de la soleada Altea o la lluviosa Londres, su lugar de vacaciones favorito, por todo lo que simboliza y lo que ofrece, es la incomparable Siberia.
Dmitri Peskov, portavoz del Kremlin, llegó a confesar en el canal Rossiya 1 que Putin «ama esta región, pues tiene un apego espiritual a Siberia».
Paseos en barco junto a ballenas
¿Y qué le ofrece Siberia, más allá de llanuras infinitas? El propio Peskov habló de «expediciones posiblemente peligrosas como el paseo en barco junto a las ballenas en Kamchatka o su vuelo con grullas siberianas». Sin duda, una experiencia incomparable.
Pero lo que más atrae a Putin de Siberia, «sobre todo si son unos pocos días», confesaba Dmitri Peskov, es la capacidad para desconectar que ofrecen los bosques de Siberia, donde el mandatario ruso se aísla de la civilización, incluso sin comunicación por móvil. Un auténtico lujo para el presidente de un país. Aunque en Altea brilla el sol mucho más y el azul del Mediterráneo resulta fabuloso.