Las sanciones a los bancos de Rusia ya golpean a sus residentes en la Costa del Sol

Las sanciones a los bancos de Rusia ya golpean a sus residentes en la Costa del Sol

El bloqueo de tarjetas de crédito y la imposibilidad de realizar transferencias compromete la liquidez de los ciudadanos rusos que viven en la provincia, la mayoría en Marbella

La imagen muestra a ciudadanos rusos en un mostrador de Aeroflot, en el aeropuerto de Málaga

Las cifras son vertiginosas. El rublo pierde casi una tercera parte de su valor, el Banco Central de Rusia dobla la tasa de interés hasta el 20% anual, el bono del país con mayor superficie del mundo cae hasta lo insondable y los valores bursátiles de las empresas rusas se desploman. Hasta aquí las primeras consecuencias macroeconómicas de la invasión de Ucrania ordenada por el presidente Vladímir Putin y de las sanciones que ha impuesto la Unión Europea, en consecuencia, al sistema financiero ruso. Unas sanciones que han provocado un efecto en cadena que también golpea a todos los ciudadanos rusos, entre ellos a los residentes en la Costa del Sol. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), en 2021 había 7.379 censados en la provincia de Málaga. Solo en Marbella, el Ayuntamiento tiene registrados unos 2.800.

Los que mantienen cuentas con bancos rusos, que son la gran mayoría, han visto como ya no funcionan sus tarjetas de crédito ni tampoco otros métodos de pago como Apple Pay o Google Pay. Lo mismo pasa con las transferencias desde cuentas rusas a cuentas españolas. Una situación que ha generado una crisis de liquidez repentina en muchos residentes rusos, ya que acostumbran a utilizar sus tarjetas de crédito expedidas por entidades rusas para sufragar sus gastos corrientes o dependen del dinero proveniente de Rusia.

Svetlana Ciliuta es la presidenta de Nash Dom, la mayor asociación de ruso parlantes de la Costa del Sol. En declaraciones a este periódico, confirma que el contexto resultante está generando «mucho miedo» en los ciudadanos rusos que residen aquí. Ciliuta explica que la mayoría tiene una cuenta bancaria en España pero que no la suelen utilizar para otra cosa que no sea domiciliar las facturas relacionadas con sus segundas viviendas.

Y, en el caso de que sí la utilizan cuentas españolas, éstas se nutren de ingresos procedentes de Rusia. «Muchos residentes en la Costa del Sol tienen sus raíces y sus cuentas en Rusia. Aquí viven o vienen para disfrutar de su segundas residencias. En Marbella tenemos muchos casos en los que la madre y los hijos residen aquí de manera permanente mientras que el padre trabaja en Rusia y es quien envía el dinero España», precisa la presidenta de Nash Dom.

El efecto de las sanciones tiene un recorrido directo. Si la tarjeta de crédito rusa ya no funciona y las cuentas españolas de los ciudadanos rusos apenas tienen fondos, un gesto simple como ir al supermercado queda comprometido. Ciliuta confirma que la preocupación entre los rusos que residen en la provincia se extiende por días: «Muchísimos dependen de las transferencias que se hacen desde Rusia a España. Tenemos varios chats de Whatsapp con madres de Marbella, Estepona o Málaga que están entrando en pánico porque están viendo que se están quedando sin dinero para pagar las necesidades más básicas».

La combinación de Marbella y ciudadano ruso equivale a una vida de clase media alta. Lo corrobora por teléfono a este periódico el fundador de la Asociación de Residentes Extranjeros en la Costa del Sol, Ricardo Bocanegra. Desde que estalló la guerra, recibe a diario un aluvión de consultas de ciudadanos rusos que residen en la Costa del Sol. «Es prácticamente imposible hacer transferencias ya de una cuenta rusa a una cuenta en España. Pero lo que está generando una enorme preocupación, por razones obvias, es la imposibilidad de utilizar tarjetas de crédito de bancos rusos», dice.

«Muchos residentes están viendo como se está poniendo en peligro su sostenimiento», añade, al tiempo que lanza una advertencia. «No se sabe aún que va a pasar con las cuentas españolas que tienen los ciudadanos rusos. Si también se congelan, como pasó en su día con los residentes iraníes, el problema va a ser mayúsculo».

La calidad de vida para los rusos en la Costa del Sol ha empeorado de un día para otro. Hasta ahora, con la normativa 'Golden Visa', se facilitaba el permiso de residencia o un visado a cualquier ciudadano ruso que adquiriera bienes inmuebles por un valor superior a 500.000 euros. Bocanegra confirma una paralización abrupta de este tipo de inversiones, ahora que «el origen del dinero ruso se va a rastrear con mucho celo».

Dar con testimonios de ciudadanos rusos que quieran dar la cara se ha convertido en una misión complicada. Muchos ratifican estos problemas pero no quieren ver sus nombres y apellidos en un periódico. Irina Chistyakova, miembro de la junta directiva de Eureka, una unión de organizaciones de compatriotas rusos en España, también describe para SUR la situación que están viviendo los residentes rusos de la Costa del Sol en estos momentos: «Muchos rusos que viven en la Costa del Sol tienen a familiares que viven en Rusia. Debido a las sanciones, no pueden transferir dinero a estos familiares. Y los rusos que residen aquí tienen cuentas en bancos rusos y ahora no pueden pagar con tarjeta en España. Eso está generando muchos problemas».

Remedios Bocanegra es la concejala de Residentes Extranjeros del Ayuntamiento de Marbella. Cuenta a este periódico que ya ha sido consultada por ciudadanos rusos que se muestran preocupados. Las sanciones a los bancos también están afectando a aquellos que montaron sus negocios en Marbella y se especializaron en hacer negocios con sus paisanos. «Hay inmobiliarias de rusos que trabajan con ciudadanos rusos por la dificultad de la barrera idiomática. Una conocida me preguntaba ayer que cómo le iban a pagar ahora sus clientes», señala la concejala. También constata que efectos para la economía local. «Se va a resentir mucho. En Marbella hay un turismo residencial ruso de nivel medio alto. Tenemos muchas familias que tienen a sus hijos en los colegios internacionales y los padres van y vienen. ¿Cómo van a pagar esos colegios y cómo van a pagar las facturas», pregunta.

El director de estudios financieros de Funcas, Santiago Carbó, advierte a este periódico que «uno de los grandes errores que podemos cometer es tirar simplemente de la apariencia de los números para evaluar el impacto económico del conflicto ucraniano». «El gran fantasma sigue siendo la inflación. El rublo está por los suelos y los canales bancarios cortocircuitados. Los problemas de suministro ya afectan buena parte de la población rusa», precisa. Y entre esa población también se encuentran los residentes rusos en la Costa del Sol.

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